Articulo de Vida sana sobre Miedos infantiles, ¿cuándo comienzan?.
Saber mas acerca de Miedos infantiles, ¿cuándo comienzan?
¿Cuándo comienzan?
¿Cómo abordar los miedos infantiles?
Podríamos decir que el miedo es una emoción, en un proceso adaptativo, que resguarda al humano para la supervivencia, y que por esta razón, de entrada no es patológico. No obstante, cuando el temor se transforma en fobia y se vive la experiencia con ansiedad, podríamos charlar de la necesidad de tratamiento, para la adquisición de estrategias que nos asistan en el afrontamiento y la superación de exactamente los mismos.
¿En qué momento empiezan?
Los temores infantiles empiezan en la primera niñez, cuando brota el temor a la separación de la figura de apego, por norma general la madre, y asimismo, frente a los ignotos. Son temores que desaparecen con la maduración y el paso de bebé a pequeño o bien pequeña.
Después, entre los tres y seis años, aparecen otros temores, relacionados con pensamientos imaginarios, como a los espectros, la obscuridad, y a los animales.
En esta etapa es frecuente la aparición y verbalización de los temores infantiles, y estos van acordes al desarrollo intelectual del niño/a, puesto que un pequeño con mayor capacidad intelectual, inventa y también imagina más situaciones, que a exactamente la misma vez provocan temores.
Desde los seis años y hasta la adolescencia, comienzan otros temores, en torno a la realidad que viven, sus miedos están más relacionados con el temor a fallar, a ser rechazado socialmente, a la crítica, etcétera
¿De qué forma abordar los temores infantiles?
Es fundamental entender, oír y asistir frente a los temores infantiles, en tanto que para los niños/as son verdaderamente esenciales, de ahí que, debemos intentar no caricaturizarle por ellos, y no castigarles.
Frente a las reacciones de temor, hay que trasmitirles calma, y asistirles a relajarse, sería recomendable enseñarles alguna técnica de relajación, que puedan arrancar cuando comiencen a sentir temor.
Además de esto, es contraproducente obligarles a encarar el temor, cuando este aún le supera y todavía no están dispuestos para ello.
Para encarar los temores infatiles, cuando el niño/a esté en instantes de calma y jamás cuando sienten el temor, resulta necesario asistirles a meditar y racionalizar los pensamientos que provocan y sostienen el temor, haciéndoles ver, que hay otras formas más convenientes de meditar.
Dependiendo de la edad y del temor específicamente, les asistiremos a que procuren soluciones para encarar el temor, y que piensen de qué manera podrían hacerlo.
En todo caso, el afrontamiento de las situaciones temidas, ha de ser de forma paulatina y gradual, jamás brusca, de tal manera, que poquito a poco, el niño/a se vaya acercando a lo temido, sintiéndose capaz de superarlo sin que aumente la ansiedad por exactamente el mismo.
Y por otra parte, es muy edificante que los pequeños observen a un adulto encarando o bien resolviendo exactamente el mismo temor, puesto que aprenden por la observación y el modelado a superar los temores que tanto les hacen padecer.