La Roca

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La Roca

Un hombre dormía en su cabaña cuando de pronto una luz alumbró la habitación y apareció Dios.

El Señor le afirmó que tenía un trabajo para él y le enseñó una enorme roca en frente de la cabaña. Le explicó que debía empujar la piedra con sus fuerzas.

El hombre hizo lo que el Señor le solicitó, cada día. Por muchos años, desde el momento en que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría piedra con sus fuerzas… y esta no se movía.

Todas y cada una de las noches el hombre retornaba a su cabaña cansadísimo y sintiendo que sus sacrificios eran en balde. Como el hombre comenzó a sentirse frustrado Satanás decidió entrar en el juego trayendo pensamientos a su mente: has estado empujando esa roca por bastante tiempo, y no se ha movido.

Le dio al hombre la impresión que la labor que le había sido encomendada era imposible de efectuar y que era un descalabro. Estos pensamientos acrecentaron su sentimiento de frustración y decepción.

Satanás le dijo: por qué razón esmerarte todo el día en esta labor imposible.Solo haz un mínimo esmero y va a ser suficiente.

El hombre pensó en poner en práctica esto mas ya antes decidió elevar una oración al Señor y confesarle sus sentimientos: “Señor, he trabajado duro por bastante tiempo a tu servicio. He empleado mi fuerza para lograr lo que me solicitaste, mas todavía de esta manera, no he podido desplazar la roca ni un milímetro. ¿Qué sucede? ¿Por qué razón he fracasado? “.

El Señor le respondió con compasión: Querido amigo, en el momento en que te solicité que me sirvieses y tu admitiste, te afirmé que tu labor era empujar contra la roca con tus fuerzas, y lo has hecho. Jamás afirmé que aguardaba que la movieses. Tu labor era empujar.

Ahora vienes a mi sin fuerzas a decirme que has fracasado, mas ¿realmente fracasaste? Mírate ahora, tus brazos están fuertes y musculosos, tu espalda fuerte y bronceada, tus manos callosas por la incesante presión, tus piernas se han vuelto duras. Pese a la contrariedad has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que las que tuviste alguna vez.

Cierto, no has movido la roca, mas tu misión era ser obediente y empujar para ejercitar tu fe en mi. Eso lo has logrado. Ahora, querido amigo, voy a mover la roca.

En ocasiones, cuando escuchamos la palabra del Señor, tratamos de emplear nuestro intelecto para descifrar su voluntad, cuando realmente Dios solo nos solicita obediencia y fe en él. Debemos ejercitar nuestra fe, que mueve montañas, mas conscientes que es Dios quien al final consigue moverlas.

Cuando todo parezca ir mal… solo ¡EMPUJA!
Cuando estés agotado por el trabajo… solo ¡EMPUJA!
Cuando la gente no se comporte de la forma que te da la sensación de que debería… solo ¡EMPUJA!
Cuando no tienes más dinero para abonar tus cuentas… solo ¡EMPUJA!
Cuando la gente sencillamente no te comprende… solo ¡EMPUJA!
En el momento en que te sientas agotado y sin fuerzas… solo ¡EMPUJA!
Hay rocas imposibles de desplazar o bien de mudar. Quizá ESA no es nuestra misión.
Un fuerte abrazo y mi oración a fin de que jamás dejes de “empujar”