No hace falta que seas un padre perfecto

Articulo de Vida sana sobre No hace falta que seas un padre perfecto.

Saber mas acerca de No hace falta que seas un padre perfecto

No hace falta que seas un padre perfecto

No hace falta que seas un padre perfecto

El hijo perfecto no existe y el padre o madre perfecta tampoco

No es preciso que seas un padre perfecto

En el momento en que te transformas en madre o bien padre deseas ofrecer lo mejor de ti a tu hijo que tanto adoras. Deseas darle las mejores atenciones a fin de que se sienta querido, agradable, bien alimentado, comprendido, no pase malos instantes, y si padece, calmarle su pena a la mayor brevedad. Centras tu atención y energía a fin de que medre feliz y pese a tanto esmero y renuncias, muchas veces no ves cumplido tu deseo.

Entonces te preguntas, ¿Qué hago mal? ¿De qué manera puedo hacerlo mejor? Comienzas una busca entre manuales educativos, gacetas de niñez, Internet donde leer qué más puedes hacer a fin de que tu hijo deje de plañir por todo, deje de estar enfado continuamente, se comporte mejor, no te desacate tanto, de qué manera ser una madre o bien padre más paciente, tolerante, con mejor humor… En suma, buscas saber cuál es la manera adecuada de ser padre.

El hijo perfecto no existe y el padre o bien madre perfecta tampoco

¡Mas de igual forma que no existe el hijo perfecto tampoco existe el padre perfecto. En el camino de instruir nos marchamos encontrando con multitud de obstáculos a los que no siempre y en toda circunstancia sabemos de qué manera encararnos. Vivir con pequeños o bien adolescentes es agotador y requiere poner mucho de nuestra parte: perseverancia, valor, los pies en el suelo, esperanza, alegría, corazón, etcétera

Como humanos que somos, no siempre y en todo momento nos hallamos con las fuerzas suficientes para estar de buen humor ni con el valor suficiente de encarar una situación que nos desborda. Mas se procura disimular y no enseñar estas flaquezas a los hijos.

Los hijos precisan progenitores y madres que se confundan o bien lloren

En el proceso de enseñar no es preciso que siempre y en todo momento sepas qué hacer ni que lo hagas de la mejor forma. Eso implica que no siempre y en toda circunstancia vas a estar cariñosa, no siempre y en todo momento actuarás con paciencia, no siempre y en todo momento vas a tener la contestación y no siempre y en toda circunstancia actuarás con afabilidad con tu hijo. Te puedes confundir, puedes tener instantes de inseguridad y de enfado, aun instantes de desesperación. Y eso significa ser persona, ser padre o bien madre.

Enseñar tus instantes de flaqueza ante tu hijo va a ser un enorme aprendizaje puesto que asimismo tiene instantes de duda, tristeza, saña, confusión y verlo en ti le va a dar una enorme paz, aparte de sentirse más próximo y abrigado por ti.

Si les queremos ofrecer a nuestros hijos progenitores perfectos, les pedimos de manera inconsciente que asimismo sean hijos perfectos. Esta cadena de demandas acostumbra a ofrecer mucha frustración tanto a los progenitores como a los hijos al no lograr hacer siempre y en toda circunstancia lo adecuado y al no conseguir los resultados deseados. Esta cadena pone mucha distancia sensible entre progenitores y también hijos.

Mientras que piensas en ofrecer a tu hijo la manera adecuada de hacer, dejas de ofrecerle tu corazón y dejas de oír el suyo.