Características del Sexto Chakra: Ajna

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Características del Sexto Chakra: Ajna

Características del Sexto Chakra: Ajna

El Sexto Chakra y el color violeta

Peculiaridades del Sexto Chakra: Ajna

Ubicación: en la frente, en la zona del ceño.
Nombre en Sánscrito: Ajna
Sílaba mántrica: OM.
Nota musical: LA.
Color: Índigo y violeta.
Elemento: luz.
Sentido: vista.
Órgano: orejas, nariz, glándulas pituitaria y también hipófisis.
Yantra: disco de color índigo con 2 alas.

Es un muy importante centro de energía. En el humano es el centro integrador de la personalidad.

Diríase que tiene noventa y seis pétalos, si bien se representa con 2, o bien pliegues energéticos. Dwal Kuhl nos afirma que en el humano es un auténtico centro de síntesis, vehiculador de las energías que deben ver con la ciencia y el pensamiento específico (5* rayo), mas, como elemento de síntesis, tiene asimismo muchas funciones que generalmente son atribuidas al rayo del amor-sabiduría, el segundo rayo.

En el sexto chakra se halla la capacidad del recuerdo, de la voluntad y la capacidad intelectual de distinción. Este chakra es la torre de control del sistema inquieto.
Es conocido como el “tercer ojo”.

El Sexto Chakra y el color violeta

El índigo y el violeta repercuten sobre el sexto chakra abriéndolo y clarificándolo.
Da al espíritu paz, calma y sereno. Ayuda a que los sentidos se abran a los planos más sutiles de la percepción.

Consecuencias de desequilibrio en el Sexto Chakra

Si el sexto chakra no está bien equilibrado nuestra intuición va a estar mermada y vamos a tener contrariedades para visualizar y proyectar. Es simple que prosigamos ciertas ideas equivocadas y que nos embarquemos en proyectos que nos pueden ocasionar perjuicio.

Físicamente puede crear problemas en los ojos, como las cataratas o bien la miopía, cefalea, quistes, vértigo o bien sinusitis.

El Sexto Chakra a nivel sensible

En el sexto chakra radica la fuerza superior. Es la representación de la intuición, la clarividencia y la percepción extrasensorial.

La meditación concentrada en el Ajna, favorece el aquietamiento de la psique específica, la concentración de sus capacidades de discernimiento a la forma de una lente que deja enfocar la visión y que aporta claridad. Es el centro de la sabiduría y la visión cara el interior.

En situaciones de tormenta sensible, la acción del sexto chakra es realmente útil. Podemos establecer en nuestra meditación un triángulo que incluye el sexto, el cuarto y el tercer chakra. En ese triángulo hacemos fluir la energía del nuestra ánima mientras que sentimos y visualizamos que lava y aquieta nuestro plexo solar.

Ese triángulo nos deja múltiples movimientos. La tensión sensible que ha tomado la manera de pensamientos recurrentes, verdaderos parásitos sensibles de la psique, son devueltos del sexto al tercer chakra. La sofocación, ese vacío inquieto del estómago, que experimentamos y que se transforma en gastritis, úlcera, colitis y que nace de los miedos y dolores asociados, reflejo de un ego sensible golpeado y pendiente, son ascendidas al nivel sensible más impersonal y realmente cariñoso del cuarto chakra por medio de la puerta del diafragma (órgano activo de la respiración) y esa energía transformada en amor, se transforma en conciencia transformadora cuando se eleva, por su parte, al sexto chakra completando el circuito que, alimentado por la luz del ánima se forma en un auténtico aprendizaje evolutivo.

Ejercicio de terapia para el Sexto Chakra

En instantes en los que existe confusión, es posible aplicar una fácil técnica meditativa llamada “el faro” que deja, literalmente, alumbrar con la luz del ánima, enfocada por medio de la lente de la psique, el inconveniente o bien la situación que nos demanda contestación.

Relajados en una cómoda situación invocamos desde nuestro corazón la luz del ánima y visualizamos que desciende desde un sitio sobre nuestras cabezas al séptimo chakra (en la coronilla) y de allá al cuarto chakra, entre los omoplatos. Desde allá, elevamos esa luz del ánima hasta el sexto chakra y la concentramos en él.

Una vez concentrada esa energía, visualizamos la situación que nos aqueja en el escenario de nuestro corazón y, a lo largo de ciertos minutos, la alumbramos, la irradiamos con la luz del ánima concentrada en nuestro ceño a la forma de un faro que alumbra el camino de un navío entre escollos. A lo largo de este proceso invocamos la entendimiento y la fortaleza para emprender la acción adecuada.

Tras ciertos minutos, devolvemos la energía a su origen en una actitud de gratitud y atenta espera y proseguimos con nuestras actividades rutinarias. Repetimos el ejercicio 2 o bien 3 veces al día mientras que dure la necesidad de contestación. Al cabo de cierto tiempo variable, experimentaremos un estado inopinado y súbito de entendimiento y transformación respecto al tema trabajado que puede acontecer por medio de un sueño o bien de una simple idea que brota de las profundidades de nuestra psique y nos alumbra el camino.

Los senos frontales, vértice superior del tetraedro retumbante formado por los senos maxilares, esfenoidal y frontal, asocian este chakra de forma muy directa con el sonido. Esos senos son espacios aéreos de resonancia en los que la semilla sonora producida por las cuerdas vocales no solamente se robustece para proyectarse al planeta sino asimismo adquiere la cualidad de energía autora, capaz de efectuar acciones específicas en el planeta de lo real que le proporciona el sexto chakra.

Cuando entonamos una sílaba o bien oración mántrica y la hacemos retumbar en nuestro ceño, ponemos en movimiento las energías sintetizadoras de este centro. El Ajna es asimismo usado en los trabajos de curación imantada haciendo una parte del llamado triángulo de magnetización (ver “La sanación esotérica” de Alice A. Bailey) y trabajando por medio de los ojos y las manos del sanador.