Principio del movimiento según Alexander

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Principio del movimiento según Alexander

Toma de conciencia corporal

¿Qué es el patrón total de reacción?

Toma de conciencia anatómico

Alexander descubrió que para mitigar los inconvenientes derivados de la excesiva tensión, (ronquera, mala postura, respiración deficiente, dolores musculares, etcétera), debía aprender a inhibir su primera reacción de “hacer” lo que se planteaba y redirigir su pensamiento cara su cuerpo: dejar de tensar su cuello y meditar en dirigir su cabeza cara arriba y adelante, dejar que su espalda se alargase y sus hombros se ensancharan.

Esto facilitaba que la alineación entre su cabeza, cuello y espalda fuera considerablemente más fluida y activa, y lograba que sus movimientos estuviesen exentos de tensión.

¿Qué es el patrón total de reacción?

En paralelo a las observaciones sobre sí mismo, George Coghill, un prominente fisiólogo de Norteamérica, propugnó lo que se vino a llamar el Principio Universal del Movimiento de los Vertebrados. Postuló que “el movimiento de los vertebrados está organizado conforme un patrón total de reacción”.

Coghill descubrió que la coordinación, el equilibrio y la soltura de los animales vertebrados depende de manera directa de la soltura o bien rigidez que se ejercite en la musculatura siguiente del cuello. La soltura en esa zona favorece que la alineación de la cabeza, el cuello y la espalda sea activa, fluida, sin rigideces ni anquilosamientos, facilita el movimiento y mejora el equilibrio. La presión sobre la zona interfiere en el movimiento, en la respiración y en la coordinación hasta el punto de paralizar al animal.

Los animales primero distienden la nuca y después se ponen en marcha

El científico estadounidense estuvo ensayando a lo largo de muchos años con salamandras y otros vertebrados menores. Observó que estos animales al desplazarse, no comenzaban a moverse por las patas como de entrada parecía lógico meditar, sino inmediatamente antes del movimiento se generaba una distensión de la musculatura de la nuca que favorecía un alargamiento de la columna vertebral.

Toda esa estructura se desplazaba dinámicamente cara delante y por último las patas se movían y el animal comenzaba a pasear. Esto es, descubrió que los vertebrados empiezan el movimiento no por las patas sino más bien por la “distensión” de los músculos del cuello, y que el desplazamiento del cuerpo comienza por la cabeza y no por las patas. Es decir: la cabeza guía y el cuerpo prosigue.

Más tarde deseó observar de qué manera en dependencia de dónde se bloqueaba el movimiento del animal este se movía con aproximadamente soltura. Comenzó bloqueando las articulaciones responsables del movimiento: las equivalentes a los tobillos, rodillas, caderas y hombros tomando nota de los cambios y las contrariedades que el animal tenía para desplazarse.

Le ponía un tanto de comida como estímulo y tras haberle bloqueado una de las articulaciones observaba de qué manera se las arreglaba para moverse. En todos y cada uno de los casos, conseguía pasear con aproximadamente complejidad hasta lograr el alimento.

¿Y si bloqueamos la articulación atlanto-occipital?

Una vez se le ocurrió bloquear la articulación atlanto-occipital del animal, la articulación que hay entre el cuello y la cabeza, justamente la que se liberaba cuando el animal empezaba el movimiento. Cuando la nuca estaba bloqueada, el animal no se podía ni desplazar. Estaba plenamente bloqueado, no podía ni parpadear.

Descubrió que justamente en esa zona había un punto central que se ocupaba de regular la coordinación, el equilibrio y el movimiento del animal y que la alineación entre su cabeza, cuello y espalda ya no era activa, sino era recia y también inmóvil.

Si observamos a los animales familiares, cuando desean desplazar a sus crías lo hacen exactamente agarrándolas por la nuca.

Suavemente las cogen por ahí, y los pequeños ¡no se mueven! No por el hecho de que se hallen cómodos o bien les guste mucho, sino más bien por el hecho de que están bloqueados.

¿Ocurre lo mismo con las personas?

La conclusión es que el control de la tensión en el cuello es lo que hace que nuestro cuerpo se mueva con mayor o bien menor soltura: precisamente lo que Alexander descubrió ensayando sobre sí mismo.

Años después Frank Pierce Jones (Físico y maestro de técnica Alexander) efectuó una experiencia afín con gimnastas y bailarinas profesionales. Les puso un collarín de forma que su cabeza continuara recia sobre los hombros, con lo que se bloqueaba totalmente el movimiento del cuello.

Cuando les instó a pasear sobre la barra de equilibrios (una tabla de veinte cm de ancho a 1 m de altura), todas y cada una cayeron. Eran especialistas en hacer acrobacias sobre la barra, mas el hecho de no poder compensar el pequeño desequilibrio que se genera al caminar con la recolocación de su cabeza les hacía perder el equilibrio y caer.