Acciones de la Echinacea o Equinacea

Articulo de Medicina natural sobre Acciones de la Echinacea o Equinacea.

Saber mas acerca de Acciones de la Echinacea o Equinacea

Acciones de la Echinacea o Equinacea

Un poco de historia de la Echinacea

Acciones de la Echinacea

Con la llegada de la estación invernal nuestro organismo, y particularmente nuestras vías respiratorias, son conminadas por bacterias y virus, provocando estados de constipación (constipados) y estados gripales de origen viral, acompañado de fiebre y decaimiento general obligándonos al reposo forzado. Una característica de la gripe son sus síntomas: tos, fiebre, cefalea, inflamación de las vías respiratorias altas, dolor en las articulaciones y debilitamiento o bien malestar general.

El virus de la gripe, “varia su presentación” de año en año, no pudiendo ser reconocido por nuestro sistema inmunitario. Por esta razón existe la posibilidad de regresar a contraer de manera fácil exactamente la misma enfermedad.

Cada año el Ministerio de Sanidad pone en el mercado vacunas que pretenden asegurar la inmunidad, contra la cepa que se supone va a ser la más habitual a lo largo del año, mas evidentemente, tal vacuna no va a poder asegurar la total inmunidad de las múltiples variedades de virus o bien bacterias que puedan invadir nuestro organismo provocando la citada enfermedad.

Por tal razón hay un interés creciente por todas y cada una aquellas plantas que tienen propiedades inmunoestimulantes, activando de forma natural las defensas de nuestro cuerpo; con el propósito de resguardar al organismo de agresiones de agentes externos, reduciendo los efectos dañinos que causa la enfermedad en sus diferentes estados.

La Echinacea es una de las plantas más conocidas por su acción inmunoestimulante, se puede destacar las 3 variaciones más frecuentes y más utilizadas en fitoterapia: Equinacea Angustifolia, Equinacea Purpúrea, Equinacea Pallida.

Un tanto de historia de la Echinacea

Contrario a otras plantas su empleo se pierde en la noche de los tiempos, si bien las primeras referencias en torno a esta planta son bastante recientes: cara finales del mil setecientos se descubre que era utilizada por los indios nativos de América del Norte, considerándola sagrada, en vista de sus geniales propiedades curativas.

Se sabe que catorce tribus Indias usaban la Echinacea como único antídoto contra las mordeduras de víbora y también insectos venenosos.
Un empleo muy usual estaba relacionado con los inconvenientes dentales y encías dolorosas, asimismo preparaban infusiones contra la gripe y los constipados, la tos, mal de garganta y aséptico de heridas inficionadas, en estos casos una aplicación de hojas y raíces sobre la zona perjudicada.

Va a ser preciso aguardar a mil novecientos cuatro para localizar la primera información sobre la introducción de la Equinacea en la medicina práctica, a inicios del siglo veinte la tintura de Equinacea es uno de los productos más vendidos en América.

Cara mil novecientos treinta empieza el cultivo y la utilización de la Echinacea, sobre todo en Alemania, país este que aportará los estudios y la tarea científica más esencial de nuestros días con respecto a su valor terapéutico. A partir de ahora la popularidad de la Equinacea medra velozmente merced a la eficiencia de sus propiedades.

Con la aparición en el mercado del primer antibiótico (mil novecientos cuarenta y cinco) el entusiasmo por la Echinacea degeneró de manera notable, frente a la eficiencia, velocidad y garantías curativas del antibiótico. Con el tiempo ya hemos visto que los antibióticos no eran tan perfectos y que matan a los “malos” mas asimismo a muchos de los “buenos”.

Va a ser desde mil novecientos setenta que productos a base de Equinacea vuelven a ocupar un sitio esencial merced al interés de las personas en buscar una solución terapéutica de origen “natural”.

En la actualidad las propiedades terapéuticas de esta planta son documentadas a nivel científico aconsejándose su empleo como antibacteriano, inmunoestimulante, y para combatir todas y cada una aquellas enfermedades de tipo invernal, como en la cura de procesos infecciosos así sean estos sistémicos o bien superficiales.

En el año mil ochocientos la Echinacea era comercializada mediante una fórmula farmacéutica famosa con el nombre de Aceite de Víbora por sus geniales cualidades para sanar la mordedura de víbora de cascabel. Realmente esta propiedad curativa jamás ha sido probada, mas pese a esta “laguna” muchos estudios coinciden en reconocer que la Equinacea tiene muchas y variadas propiedades terapéuticas, veamos algunas:

Acciones de la Echinacea

Acción inmunoestimulante: si nuestro sistema inmunológico funcionara siempre y en toda circunstancia al cien por ciento de su capacidad, existiría la posibilidad de no enfermar jamás, mas realmente otros factores como el frío, el agotamiento, el agobio, la mala nutrición pueden desgastarlo y esta circunstancia va a hacer posible que ciertas bacterias y virus se desarrollen y abunden en nuestro organismo ocasionando la enfermedad.
La Equinacea tiene la capacidad de fortalecer todo el sistema inmunológico.
La relevancia de este fortalecimiento se encuentra en una mayor resistencia a todos y cada uno de los agentes externos que nos agredan como: virus, bacterias, substancias toxicas y diferentes bacilos.
Cuando las bacterias invaden nuestro organismo, las células encargadas de la defensa, los macrófagos, se activan para devorar y destruir dichas bacterias.
Acción aséptica y antiinflamatoria: aumenta la resistencia a la piel contra el ataque de bacterias, virus y hongos merced a la inhibición de una enzima llamada hialuromidasa.
La acción antiinflamatoria de la Equinacea viene referida desde mil novecientos cincuenta, donde se ponen de manifiesto sus geniales resultados en la cura de pacientes perjudicados de artritis crónica.
En mil novecientos cincuenta y siete se prueba que el extracto de Equinacea reduce más o menos un veintidos por ciento la inflamación articular, equiparable al efecto de la cortisona, como se sabe la cortisona tiene múltiples efectos colaterales entre ellos desgasta el sistema inmunitario. No provoca, como otros antinflamatorios, acidez de estómago.
Acción cicatrizante: la Echinacea favorece la proliferación de fibroblastos (células de la piel que contribuyen a su veloz cicatrización) Asisten a restaurar los márgenes de la herida abierta.
Protección el colágeno de la acción de los radicales libres y del oxigeno, actuando como un potente antioxidante.
La combinación de las 2 Echinaceas, Purpúrea y Angustifolia, presenta además de esto una acción sinérgica muy eficiente en el tratamiento por vía externa de úlceras, furúnculos, infecciones cutáneas y sabañones, reconstituyendo el tejido lesionado.
Diferentes verificaciones a nivel experimental han confirmado que el consumo de la Equinacea impide la propagación de distintos géneros de infección, como por poner un ejemplo, constipados, gripes y también infecciones a nivel cutáneo.
Contribuye al control del Estafilococus aureus, la Escleritzia coli, del pseudomonas aeruginosa y de la Cándida Albicans.
Acción antitumoral: la Equinacea contiene principios activos (arabinogalactano) que estimulan los macrófagos generando moléculas esenciales que estimulan otras células inmunitarias para la destrucción de células tumorales.
El empleo en terapia de estas moléculas para combatir el cáncer está hoy en día en fase de estudios y discusión. La carencia de toxicidad de estas moléculas es un incentivo válido para proseguir adelante en tal investigación.

Observaciones

La Equinacea acostumbra a dar una sensación leve de picor en la lengua, se trata de un efecto completamente normal, no perjudicial ni dañino para el organismo, en toda la literatura científica no hay ninguna referencia a casos de intoxicación por el consumo de Equinacea.

Excepto personas en estado de gravidez o bien lactancia, la Equinacea es exageradamente segura en dosis terapéuticamente recomendadas.
Personas que presentan cuadros alérgicos provocados por la familia de las Asteraceae (margaritas, girasoles, etcétera) deben observar el empleo de esta planta.
Existen personas que por decenios la han usado sin percibir ningún efecto desfavorable y sin comprometer ninguna función de nuestro organismo.