Articulo de Vida sana sobre Control de esfínteres en los niños.
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¿A qué nos referimos con control de esfínteres?
¿A qué edad está preparado para el control de esfínteres?
¿A qué nos referimos con control de esfínteres?
Diríase que un pequeño controla esfínteres cuando ha llegado a un punto de maduración general (física y sensible) para sentir mejor su cuerpo. Nota la necesidad de ir al lavatorio y informa a sus mayores a fin de que lo asistan, puede soportarse hasta el instante oportuno sin mojarse.
Es el instante en que se puede retirar el pañal, Supone este paso un enorme avance desde el punto de vista evolutivo. Cuando el pequeño logra supervisar sus esfínteres hay un sentimiento general de orgullo por la parte de la familia, el pequeño se ve ya mayor y gana mucha autoconfianza.
¿A qué edad está listo para el control de esfínteres?
No hay edad establecida como la justa y conveniente para el control de esfínteres, puesto que cada pequeño prosigue su proceso individual de maduración. Es esencial ir alén de edades indicadoras para observar al pequeño en cuestión y ver si verdaderamente es el instante de quitarle el pañal.
De forma genérica se puede decir que el proceso comienza cerca de año y medio a un par de años, que es cuando se ha construido ya lo que ciertos autores llaman la identidad biológica. Los pañales que tardan más en retirarse son los de la noche (cuesta más el autocontrol).
En las guarderías se empieza el trabajo del control de esfínteres bien entrado el curso p-1 (pequeños con el año cumplido), y en el curso de p-dos quedan ciertos rezagados. En p-tres la normalidad es que toda la clase va sin pañales y solicita para hacer pipí o bien caca, si bien tengamos en ocasiones ciertos accidentes.
¿En qué momento quitaremos el pañal?
Solo cuando el pequeño está preparado. Debemos ver que esa capacidad de autorregulación existe.
Criterios que NO debemos proseguir
La data indicada en la guardería cuando esta aplica exactamente el mismo criterio para su clase.
Que comience el buen tiempo.
Que vaya a nacer un hermano.
La pauta que empleamos con otro hermano, que nos fue tan bien.
Criterios que SI debemos proseguir
Lleva un tiempo avisándonos cuando se moja, se da cuenta de la molestia y nos llama.
Comienza poquito a poco a caer en la cuenta de la sensación anatómico que le viene inmediatamente antes de hacerse pipí o bien caca, y nos informa.
Vemos sus pañales secos a lo largo de largos intervalos de tiempo, los pipís se separan.
En el caso de la noche, asimismo vemos por la mañana que el pañal está seco.
¿De qué manera vamos a proceder?
Cuando el pequeño nos está mostrando que comienza a supervisar sus esfínteres y decidimos eliminar el pañal, debemos hacernos a la idea que entramos en un proceso, que durará aproximadamente (unos días, semanas ), en los que tenemos que darle mucha confianza.
Vamos a hacerle protagonista de ese su proceso, por consiguiente, es esencial que le hagamos ver que el pañal acostumbra a estar seco, que se hace mayor y informa y, por consiguiente, que sería buenísima idea ir quitándolo.
Vamos a ofrecer al pequeño diferentes opciones alternativas y vamos a ver cuál le hace sentir mejor: wc con adaptador (hay múltiples), orinal (en sus múltiples alteraciones asimismo). Por norma general les acostumbra a agradar. Si muestra inseguridad podemos animarlos mostrándoles los beneficios de dar el paso: más comodidad, sentirse mayores, etcétera
Los primeros días le vamos a avisar de que le quitamos el pañal y que va a estar un rato sin él. Cuando se sienta cómodo podemos dejarlo sin pañal todo el día, avisándole del hecho, pues es una novedad y debemos asistirlo a integrarla. El último eslabón es la noche, y debemos prepararlos mejor para encararla.
Cuando ya no lleva pañal se pueden escapar los pipís o bien aun las cacas. Es normal, no lo vivamos como un descalabro.
Tengamos mudas preparadas y agilicemos el cambio de ropa sin culparles.
Contrariedades que pueden surgir
El hecho de entrar en la guardería, el nacimiento de un hermano, el cambio de domicilio, pueden entorpecer el proceso, aun podemos sentir que el pequeño desanda el camino. No nos alarmemos y prosigamos acompañando, reforzándolo por lo general, haciendo que se relaje y gane seguridad en sí. Frecuentemente, si no hay otros inconvenientes más complejos, la situación se encamina dichosamente.