¿Cuándo hablamos de niños desobedientes?

Articulo de Vida sana sobre ¿Cuándo hablamos de niños desobedientes?.

Saber mas acerca de ¿Cuándo hablamos de niños desobedientes?

¿Cuándo hablamos de niños desobedientes?

¿Cuándo hablamos de niños desobedientes?

Niños desobedientes, posibles causas

¿En qué momento charlamos de pequeños desobedientes?

“Siempre va a la suya”, “nos tiene agotados, ¡no sabemos qué hacer a fin de que nos haga caso!”. Y al final, la etiqueta: “¡es un desobediente!”. Mas ¿en qué momento aplicar este término?

Vamos a ubicarnos un tanto más para contestar mejor a el interrogante, y para esto tenemos que tener en consideración el instante evolutivo del pequeño. No es exactamente lo mismo un bebé que un pequeño de dos años, o bien de 7… La maduración es diferente y las necesidades y requerimientos de cada instante asimismo.

Comenzando por los primeros meses, todos o bien prácticamente todos estamos conformes, es de los pies en el suelo, estimar que un bebé no nos hará caso cuando le afirmamos o bien solicitamos algo. Sencillamente no tiene la madurez precisa.
En el momento en que nos aproximamos por año las cosas comienzan a no estar tan claras: nuestro hijo o bien hija ya nos afirma “no” con la cabeza, deja caer cosas y cuando se las recogemos vuelve a dejarlas caer riendo, nos mira con determinada picardía cuando le reñimos por regresar a meter la mano en la sopa por enésima vez… Ahí nos comenzamos a proponer sobre los límites y nos preocupa su desobediencia. No, no es desobediente como podemos comprender el término los adultos: el pequeño experimenta, con las cosas y con las relaciones. En estas edades el pequeño es todo sentimiento: lo veo, lo quiero, ¡lo cojo!. Por madurez, le supone un magnífico esmero no tocar algo a su alcance que le resulta de interés, desea y precisa probar.
Sobre los 2, 3 años. Entramos de lleno en la simbolización, es el instante de sentir la identidad, el “yo”. Ya no es un ser simbiótico con su mamá, sin conciencia de donde termina el uno, donde comienza el otro. Ya afirma “mío” fuertemente, y se sabe un ser íntegro, de cabeza a pies. Él es Juan, o bien es Ana, o bien María… La palabra nos deja abstracción, pensamiento, imágenes mentales. Es el enorme paso madurativo. El desarrollo del córtex cerebral, la última capa del cerebro, nos deja comenzar a razonar. Iniciar he dicho, que aún nos queda un extenso camino por delante para grandes reflexiones. Y si no hacen lo que les afirmamos entonces son pequeños desobedientes ¿no?. Puesto que no, vuelvo a reiterar, no como lo comprenderíamos desde el filtro adulto. Un pequeño que termina de entrar en su identidad nos afirma “no” para decirse “sí” a sí mismo. Es la edad en que toca cierta oposición, es una primera adolescencia, los mal llamados “terrible two”.
A los seis, siete años. Ya hemos dejado atrás una intensa y compleja etapa en el desarrollo y comenzamos a tener más recursos, podemos razonar, negociar, tenemos capacidades ya más próximas al planeta adulto. Acá, es desde acá, donde podemos decir, dadas determinadas circunstancias, que un pequeño es desobediente como algo que le ha quedado en el carácter. Jamás determinante, como es natural.

Pequeños desobedientes, posibles causas

El pequeño no ha pasado una conveniente etapa de aseveración, ha quedado anclado en la necesidad de sentir su “yo”, y su recurso es el incesante negar al adulto. Está en una temporada emotivamente difícil por motivos diversos: separación de los progenitores, nacimiento de hermanos, etcétera Hace una regresión, por inseguridad, demandando nuestra atención.
El pequeño o bien pequeña no nos hace caso, mas no como reacción y aseveración de sí, sino más bien pues está en su planeta, y “no nos ve”. Es una situación frágil, que se puede solventar, mas requiere por norma general de intervención profesional.

Pautas convenientes

Es saludable que nuestros hijos se sientan contenidos, se les tienen que ofrecer límites claros y estructuradores, aparte de consensuados.
Respetemos y comprendamos sus instantes evolutivos.
Vayamos alén del hecho en sí de la desobediencia y tratemos de ubicarnos en contexto para comprender mejor: ¿está el día de hoy agotado?, ¿estamos bien en casa?, ¿qué nos quiere decir con esa pataleta?, ¿soy el exigente?
Seamos congruentes en nuestra actitud y demandas hacia ellos. Eso les va a dar mucha seguridad.