Grados de dependencia en las parejas, ¿podemos evitarlo?

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Grados de dependencia en las parejas, ¿podemos evitarlo?

¿Qué significa dependencia dentro de una pareja?

Grados de dependencia en las parejas

¿Qué es lo que significa dependencia en una pareja?

De una manera muy simple y a fin de que se comprenda, somos dependientes en el marco de una relación toda vez que anteponemos los deseos de la otra persona a los nuestros, en la mayor parte de los temas esenciales que se comparten. Asimismo cuando tenemos la creencia de que esa persona es totalmente precisa para sostener nuestra dicha, o sea, no concebimos la vida sin ella.

La dependencia sensible cara otra persona puede darse asimismo en otros contextos de relación, si bien se patentiza considerablemente más cuando hay un compromiso, convivencia o bien cualquiera de los diferentes estados de una pareja.

En esta se puede manifestar de muchos modos diferentes, aun enmascarándose bajo una pretendida indiferencia o bien falta de apego cara el otro componente de la pareja.

Cuanto más íntima y próxima es una relación, más aparecen nuestras tendencias desequilibrantes.

Grados de dependencia en las parejas

La dependencia puede patentizarse desde el “sin ti me muero” en un grado extremo, hasta algo más sutil como ir postergando las propias necesidades lícitas y abandonar a nuestros deseos profundos, para sostener a la otra persona junto a nosotros.

En nuestra civilización occidental la mayor parte estamos muy predispuestos (no de modo consciente, claro) a tener un cierto grado, si bien sea mínimo, de dependencia en las relaciones. Lo idóneo sería no tener ningún género de apego y querer incondicionalmente desde la libertad, si bien si somos francos, realmente pocas personas pueden decir que lo hayan logrado o bien se aproximen a ello.

En cualquier caso, lo que sí está en nuestra mano, es intentar poner los medios a fin de que nuestro lote respectivo no nos haga infelices, ni dificulte la relación con el otro o bien la otra, sino sea una ocasión de aprender.

Causas de dependencia

El apego excesivo a la otra persona no es síntoma de amor, sino más bien de necesidad, y esta viene dada por las heridas sensibles que se generaron la niñez. Todos sin salvedad, estamos sujetos a algún género de condicionamiento por las relaciones con nuestros progenitores, si bien estos lo hiciesen lo mejor que supieron.

El dolor del pequeño o bien la pequeña que fuimos, con frecuencia olvidado o bien sepultado, se traduce en comportamientos ciertos en la edad adulta, y actúa como resorte reproduciendo actitudes o bien reacciones automáticas.

Nuestra busca del compañero o bien la compañera ideal está configurada por mecanismos que hallan el eco perfecto en la otra persona, es decir: se complementan ya antes nuestras contrariedades y faltas, que nuestros deseos de que todo sea armonioso y funcione.

Las personas nos emparejamos siguiendo impulsos inconscientes, que nos hacen buscar eso que conocemos y nos genera cierta seguridad, pese a que paguemos un alto coste por ello: la cancelación de lo más genuino de nosotros o bien alargar una relación tóxica.

De qué manera romper este patrón

En el momento en que nos hacemos siendo conscientes de que estamos sosteniendo un juego en el que es preciso que los dos participen, dejamos de perpetuar nuestro patrón de conducta en consecutivas relaciones, o bien con exactamente la misma persona, y salimos del rol aprendido desde la niñez. Si uno de los 2 componentes no se presta a proseguir encerrado en el círculo vicioso, encadenando reacciones automáticas, la pareja se rompe o mejora su relación.

Pautas para eludir los diferentes grados de dependencia en las parejas

Como de pequeños no pudimos eludir ciertas situaciones que nos ocasionaron dolor, de adultos está en nuestras manos mudar ciertas pautas para relacionarnos de forma más saludable y feliz:

Aceptar nuestra parte en el momento en que nos sentimos heridos y mirar de dónde proceden estos sentimientos, relacionando el pasado con nuestro presente.
Meditar que la otra persona nos debe de hacer felices es ponerle una carga que no le toca y de alguna forma, obligarla a agradarnos. De adultos podemos aprender a responsabilizarnos de lograr autonomía sensible y naturalmente, conquistar el mayor grado de dicha posible, sin aguardar que proceda del resto.
Recobrar la fuerza y el amor que sentimos que nos pudo faltar en la infancia, buscando en nuestro interior. Ahora nos toca a nosotros darnos aceptación, entendimiento y un trato cariñoso. Si bien parezca muy obvio, la autoestima es vital para sostener una relación sana de cualquier clase.
Buscar ayuda de profesionales cualificados, que nos faciliten el aprendizaje y administración de conductas apropiadas.