Relajación y Yoga

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La relajación en Savasana

Relajación y Yoga

En Yoga la relajación, efectuada de forma consciente y dirigida, ayuda a recomponer el equilibrio energético del cuerpo, aflojando y liberando las tensiones y contracturas.

Somos seres automatizados que contemplan la vida siempre y en todo momento desde exactamente el mismo prisma; nuestras reacciones y actitudes no cambian pues estamos sumergidos en abundantes condicionamientos culturales, sociales, educativos, etcétera, que limitan nuestra libertad de desarrollo.

Para regular y compensar las funciones del cuerpo y la psique es preciso aprender a ahorrar la energía producida por el cuerpo que, muy de manera frecuente, se gasta ineficazmente. Se emplea más energía en sostener los músculos de forma continua listos para la acción que en la auténtica acción.

A lo largo de la relajación apenas se consume prácticamente prana (energía vital) Entre otros muchos beneficios se genera una minoración de la ansiedad y de la presión arterial, estabilización de las funciones cardiaca y respiratoria, mejora de la circulación sanguínea y de la calidad el sueño, incremento de la temperatura cutánea, mayor velocidad de reflejos y capacidad de concentración y de la memoria, aparte de una mayor resistencia en frente de las enfermedades y una mejor oxigenación cerebral.

La práctica de la relajación de forma frecuente y incesante asimismo acarrea el aumento de la capacidad creativa y mayor capacidad de aprendizaje, como el desarrollo del nivel de conciencia, de la capacidad de visualización interna dirigida y de reflexión, de la tendencia natural a conocerse a sí mismo y de la predisposición del organismo a auto curarse. La clave es abhyasa (práctica incesante), o sea, integrar la relajación en la vida rutinaria.

La relajación en Savasana

La primordial asana de relajación en Yoga es Savasana (postura del cadáver) Para conseguir sus beneficios puedes proseguir los próximos pasos:

Tumbado en el suelo, con las piernas separadas unos cuarenta cm entre sí, dejar caer los dedos de los pies cara los lados. Los brazos se dejan sueltos a los dos lados del cuerpo, separados, con las palmas de las manos cara arriba y los dedos levemente flexionados.

Se empieza haciendo unas respiraciones lentas y profundas sin llegar a forzar los pulmones. La respiración pasa a ser lenta, rítmica y diafragmática. Se debe adoptar la actitud de “soltar”, esto es en todos y cada exhalación se debe procurar aflojar, soltar, relajar, las tensiones sensibles y físicas.

Es esencial esta actitud pues deja ir ahondando el estado de relajación general y de distensión psíquica hasta el punto de que el cuerpo parezca dormir y la psique sostenerse lúcida observando.

El mensaje de la relajación se genera por autosugestión. Primero, empieza la relajación física desde los dedos de los pies cara arriba y la autosugestión de la relajación pasa mediante todos y cada uno de los músculos y llega hasta los ojos y los oídos, centrando la conciencia progresivamente en las diferentes zonas del cuerpo, aflojando dicha zona con la exhalación, y la adecuada actitud mental de “soltar”.

Entonces se empieza a recorrer el cuerpo desde los pies, piernas, caderas, abdomen, pecho, manos, brazos, cuello y, finalmente, cabeza. Se efectúan el número de respiraciones precisas para cada una parte del cuerpo. Tras haber completado el recorrido la atención vuelve a la respiración, que ya no es controlada sino más bien observada de forma natural.

Relajarse sin esmero

Otro aspecto de máxima importancia es que debe haber en todo instante una atención conciente a todo el proceso de relajación, como asimismo de los estados mentales. Esto deja la integración a la conciencia de la energía que se marcha liberando progresivamente, generando una expansión de exactamente la misma y de sus posibilidades.

Lo esencial es “estar presentes”, ser absolutamente concientes del ahora, de lo que sucede con el cuerpo y con la psique. Todo esto en un estado de “no-acción” o bien sin esmero. La atención no ha de ser forzada sino debe flotar misma en el océano de la conciencia, en el fluir del aire cara adentro y cara fuera, en el fluir de los pensamientos cara la conciencia y después de nuevo cara la inconciencia.

Para salir de la relajación se aumenta la profundidad de las respiraciones, muy poco a poco, moviendo sutilmente primero los músculos del cuerpo, siempre y en toda circunstancia con suavidad, hasta incorporarnos nuevamente.

Otras prácticas de relajación

Las técnicas yogis de relajación no difieren del procedimiento del doctor Johann Schultz, asimismo llamado adiestramiento autógeno, que hoy día es el procedimiento de relajación más utilizado en Europa y es el que ha dado sitio a la mayor cantidad de trabajos fisiológicos y sicológicos. Esta relajación consiste en sostener un diálogo con el cuerpo.

Se empieza diciendo mentalmente: “Mi brazo derecho (o bien izquierdo) está pesado y caliente, muy pesado y muy caliente”. Todas y cada una de las unas partes del cuerpo se sienten “pesadas y calientes” en este orden: manos–brazos, pies–piernas, tórax, bajo vientre, hombros, cuello, semblante, boca y ojos.

Al llegar a la frente, la oración clave se convierte en “mi frente está gratamente fresca”, en tanto que una vaso contracción del dominio cefálico acarrea una sensación de frescor agradable en la zona de la frente, aliviante y refrescante.

Las manos y los ojos tienen singular relevancia. Conforme Schultz, “los ojos y las manos expresan más que ninguna otra zona anatómico nuestros estados de ánimo. Ellos charlan de nuestras emociones y sentimientos. Son las zonas de mayor atención a relajar, en tanto que se acostumbran a contraer como una protección contra el temor, la ira, la aprensión y la excitación”.