¿Cuáles son las causas del fracaso escolar?

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¿Cuáles son las causas del fracaso escolar?

¿Cuándo decimos que existe “fracaso escolar”?

Casos no considerables

¿En qué momento afirmamos que existe “fracaso escolar”?

Es un término que usamos en el momento en que un pequeño no consigue buenos resultados académicos y prosigue una escolaridad problemática, sin amoldarse al instituto. Si bien podemos charlar de múltiples situaciones, generalmente charlamos de descalabro escolar en los casos en que el estudiante tiene capacidad intelectual para un buen desempeño mas por diferentes factores sus notas son pésimas y lo mismo acostumbra a pasar en sus relaciones con profesores y en el entorno escolar por lo general.

Casos no notables

No entrarían, entonces, los casos de pequeños con contrariedades específicas, por deficiencias físicas o bien psíquicas, con bajo factor intelectual o bien óbices muy ciertos para adquirir conocimientos (inconvenientes auditivos, visuales, enfermedades varias…).

Estos casos acostumbran a ser estudiados a fondo y se hace la adaptación curricular pertinente, de manera que el pupilo puede ir medrando a su ritmo, en un camino diferente del de la regla, mas que le deja desarrollar sus potencialidades.

El habitual pupilo “fracasado escolar”

No hace los deberes, trata de no acudir a clase y no muestra interés alguno por las asignaturas, salvo tal vez por las de educación física, área en la que acostumbra a resaltar. Acostumbra a entrar en pugna con el profesorado y, en ocasiones, asimismo entre sus compañeros.

Puede ser líder o bien no, encabezar atractivas revueltas en clase y ser admirado por muchos de sus compañeros, o bien ser más bien un factor apartado que no interacciona con el resto, y semeja ir diciendo “esto no va conmigo”.

Motivos que pueden llevar al “Fracaso Escolar”

Hay instantes evolutivos que llevan por sí el enfrentamiento, la rotura y la rebeldía. Es lo que ocurre en la adolescencia, edad en la que se multiplica el absentismo escolar, las calificaciones pueden bajar y los enfrentamientos medran. Es algo normal, dada la revolución hormonal de estas edades, que provoca cierto descontrol en el joven, avatares y no poder atender como anteriormente lo académico.
Pupilos provenientes de familias desestructuradas. Traen al cole tantos inconvenientes de casa, tanto enfrentamiento y tanto dolor de las situaciones duras que han vivido, que quedan emotivamente y cognitivamente bloqueados para las realizaciones académicas y las relaciones. Dada su experiencia vital temprana de abandono, al llegar al instituto trasladan su falta de confianza a los profesores, a los que no ven como personas que les pueden asistir y que les ofrecerán recursos para la vida, sino más bien como gente que se encara a ellos, que les demandan cosas sin ningún sentido. No se sienten queridos, en suma.
Pupilos que traen consigo contrariedades muy básicas, procedentes en muchas ocasiones de partos traumáticos, enfermedades, ingresos hospitalarios muy tempranos (a los meses de vida) de las que absolutamente nadie se ha dado cuenta en su instante. En estos casos hay un claro déficit cognitivo producto de una mala integración de la información por fallos en las formas de percibir y procesar exactamente la misma. Son pequeños que no acaban de escuchar bien, o bien no acaban de ver bien, por servirnos de un ejemplo, mas que han pasado las revisiones médicas rutinarias con normalidad y se los ve capaces y con recursos por el hecho de que han sabido compensar realmente bien sus faltas. Les cuesta mucho leer, ven un tanto doble, a lo mejor, y tal vez tiran por la expresión oral, o bien son los jocosos de la clase para llamar la atención. Pasan habitualmente por vagos y reciben la incomprensión de sus adultos, que les demandan lo que no están listos para ofrecer.
Pequeños con bloqueos sensibles producto de una situación familiar concreta: separación de los progenitores, muerte o bien ausencia de un ser realmente querido, cambios de domicilio, etcétera

¿Qué podemos hacer?

Tanto progenitores como profesores deben tomar en consideración que:

Hay que acercarse al pequeño para comprender sus motivos (escuetamente hemos visto arriba qué puede acontecer). Absolutamente nadie es un haragán de base.
Debemos ofrecerles confianza y coalición. Tienen que sentirnos a su lado, tienen que sentir que nos preocupa su porvenir, no que deseamos fastidiarlos.
Ofrecer contenidos y un nivel académico acorde con los intereses de los pupilos. Nada más y nada menos, su nivel. Del mismo modo, presentar el conocimiento de forma atrayente y motivadora. Ojo con los temarios obsoletos.
Ver si padecen algún déficit de atención y valorar la conveniencia o bien no de tomar algún suplemento de ácidos grasos DHA para prosperar su concentración y desempeño académico.
Hoy en día se ha avanzado mucho en neurociencias y hay terapias muy convenientes para tratar los déficits de procesamiento de información y también integración de la misma: la optometría, audiopsicofonología (Tomatis), psicomotricidad, etcétera Todas y cada una asisten a un desarrollo integrado.