Conoce mejor el comportamiento de los gatos

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¿En qué se diferencian el comportamiento de los gatos y de los perros?

¿Cuáles son los principales problemas de comportamiento en los gatos?

¿Exactamente en qué se distinguen el comportamiento de los gatos y de los perros?

A nivel energético:
Son animales mucho más sensibles a la energía del ambiente que el can. De ahí que les afecta considerablemente más el agobio, la ira, los temores y, por norma general, todos y cada uno de los desequilibrios sensibles extraños. Eso tiene múltiples consecuencias, entre ellas que deben defenderse limitando más que el cánido el contacto con el resto (por eso los gatos tengan más tendencia a aislarse que los perros).
A nivel físico:
Además de esto son más habituales en ellos enfermedades como el cáncer, relacionadas con la incapacidad de convertir esa energía negativa y superarla. En cambio no acostumbran a sufrir inconvenientes en huesos y articulaciones, puesto que la frecuencia vibracional de su ronroneo es justo la ideal para alentar la regeneración de dichas unas partes del cuerpo.
En verdad, recientemente comienza a emplearse el ronroneo de los gatos como herramienta médica para apresurar substancialmente la sanación de fracturas y de otros síntomas equilibrados por esa frecuencia vibracional específica, como enfermedades pulmonares crónicas y también infecciones.
A nivel psicológico:
Al revés que el can, que es un animal jerárquico y social, el gato es asocial. Al no precisar una manada (ni de gatos ni de humanos) para sentirse bien, el hecho de que sus dueños le riñan o bien, peor todavía, le castiguen de alguna forma, hace que les coja temor o bien, en el extremo opuesto, rencor. No se somete, como el cánido, a una jerarquía que tiene como propósito poner orden en la manada, sino el gato no precisa del resto, con lo que tiende a hacer “lo que quiere”.

¿Cuáles son los primordiales inconvenientes de comportamiento en los gatos?

Curiosamente, lo que más nos molesta del comportamiento de los gatos no acostumbran a ser trastornos de conducta, sino más bien actitudes plenamente naturales en ellos, como marcar territorio o bien afilarse las uñas. No obstante, la complejidad está en que el gato es un felino, y en consecuencia a nivel conductual estamos considerablemente más limitados en el momento de “educarlo” que con el cánido.

Como he explicado ya antes, siendo un animal asocial acostumbran a ser absolutamente contraproducentes las reprimendas y los castigos. Además de esto no vamos a deber imponerle a nuestro gato más que las reglas totalmente indispensables (por poner un ejemplo no debe impedírsele que suba a los sitios, en tanto que está en su naturaleza).

Siendo más sensibles que los perros, los castigos (si bien solo sean chillidos), acostumbran a provocar en ellos rencor o bien temor, lo que no solo mejora sino puede empeorar su conducta. Por esta razón, para corregir inconvenientes de conducta de origen sensible (temores, sobre todo a ruidos, a personas extrañas y, generalmente, a todo lo ignoto, agresividad, marcaje de territorio por otras causas que no son las naturales, etcétera) deberemos tratar las causas por las que se comporta de esta forma con terapia vibracional (incluida en el Entrenamiento Sensible), como recurrir a “trucos” conductuales para desviar su mal comportamiento.

Por poner un ejemplo, adquirirnos un sofá de un material suave (tipo terciopelo) y poner delante de su esquina un rascador de torre, acostumbra a ser suficiente para eludir que nuestro gato lo destruya con las uñas.

Para eludir que se estrese y desarrolle costumbres que nos incordien, es en especial esencial la calma en el ambiente y que padezca el menor número de cambios posibles, sobre todo en “sus cosas” (la arena de su cubeta, el alimento, el sitio de vivienda, etcétera).

Al gato le ayuda mucho un ambiente sosegado, con silencio, sin ruidos fuertes, con personas calmadas a su alrededor, que no sean ni inquietas ni exageradamente dependientes (que no le estresen con demasiadas caricias, cogiéndole en brazos, etcétera, lo que acostumbra a agradarle mucho menos que a los perros, si bien lo permita).