El mito de los perros peligrosos

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El mito de los perros peligrosos

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¿Existen realmente las “razas de perros peligrosos”?

Defensa y ataque

¿Existen verdaderamente las “razas de perros peligrosos”?

Los que nos dedicamos a la resolución de problemas arduos de conducta en perros (entre ellos la agresividad) sabemos que no es de esta forma. Estadísticamente, hay considerablemente más perros de otras razas violentos con personas.

Curiosamente, los perros peligrosos (considerados de raza peligrosa) que he adiestrado, eran casos de dominancia cara otros perros (no cara personas) y de dependencia excesiva cara sus dueños. Esta puntualización es fundamental, por el hecho de que un can puede ser realmente cariñoso con las personas y, en cambio, ser hostil cara otros perros.

Defensa y ataque

Cuando alguien usa un cánido para “defensa y ataque” o bien para guardar una finca, le está inculcando al animal que, con la disculpa de defenderse, la violencia es el comportamiento normal para tratar a el resto. Se les transmite a estos pobres animales los temores que sienten sus dueños. Y el can hace lo que le enseñan: si le enseñan a dar la pata, va a dar la pata. Si le enseñan a sospechar de los extraños y a morder a todo el que salte la valla de la finca, morderá (si bien sea un pequeño tras su pelota).

Además de esto, la diferencia entre “defensa” y “ataque” es muy sutil, sobre todo para un cánido. Si se siente atacado pues le han enseñado a sospechar de los extraños, es simple que pase de ladrar como un ido cuando tocan al timbre a morder al que se atreva a entrar.

Causas de la agresividad

El factor “agresividad” puede darse en cualquier raza. Cualquier can, sea del tamaño o bien raza que sea, puede tener ciertos géneros de temor que provocan agresividad, excluyendo la agresividad por depredación (por servirnos de un ejemplo en el momento en que un cánido ataca a un gato, que para él no es más que una presa) y la agresividad re-dirigida, en la que la víctima se transforma, por proceso compensatorio, en verdugo.

Las primordiales causas sensibles de la agresividad son las siguientes:

Temor a lo desconocido: perros violentos con perros o bien con personas ignotas, que acostumbran a ser exageradamente dependientes con respecto a sus dueños. Como le tienen temor a todo lo ignoto, se aferran a lo conocido (su familia humana). La llamada “agresividad por dominancia” para mí asimismo es ocasionada por el temor a lo ignoto, que es la base de la intolerancia cara todo “lo diferente”. El cánido que procura supervisar en demasía a el resto (sean perros o bien personas), es pues no aguanta que algo o bien alguien le rompa los esquemas o bien escape de su control. Son animales con un enorme temor a los cambios, a todo cuanto ignoran o bien les descoloca, de ahí que se han vuelto dictadores.
Posesividad (esto es, temor a la falta, a que le falte algo o bien a que le quiten algo valioso): es el caso de los perros que agreden si alguien entra en su territorio, bien por el hecho de que se les ha entrenado para “defensa” y ataque, o pues, a fuerza de estar encerrados sin salir a la calle ni sociabilizarse, se han vuelto posesivos con su territorio y desconfían de extraños. La mayor parte de casos que salieron en la TV de perros “peligrosos” que habían mordido a personas, eran casos en los que alguien había saltado la valla de una finca protegida por perros que, evidentemente, no eran caniches. La posesividad la causa el temor del animal a que le quiten algo que valora mucho, propio de perros con destete prematuro (que no han convivido un mínimo de dos meses con su madre y sus hermanos y que acostumbran a tener faltas cariñosas graves) o bien de perros con traumas pasados (que han sido abandonados o bien han perdido a sus dueños y cogen temor a perder lo que valoran).
Agresividad re-dirigida: este es el punto clave de las “razas peligrosas”. Acostumbran a ser compradas por jóvenes violentos y también irresponsables, que emplean al can para “hacerse el macho” y que maltratan al propio cánido. En estos casos el animal acostumbra a abonar su frustración no con su dueño, al que es fiel, sino más bien con otros perros, si bien raras veces con otras personas. Paradójicamente, todas y cada una de las razas que se eligieron para riñas de perros debían tener como requisito no revolverse contra las personas, a fin de que en la mitad de una riña el dueño pudiese meter la mano y coger a su can sin riesgo.

He conocido multitud de Pitbulls y Rottweilers que no hacen más que buscar en otras personas el cariño que no les dan sus dueños, como una forma de compensar las tundas y el maltrato de los que son víctimas diariamente. ¿Cuál es la “raza peligrosa”?