El poder y la fuerza de las palabras

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El poder y la fuerza de las palabras

El poder y la fuerza de las palabras

¡Cuidado con lo que decimos a los demás… y a nosotros mismos!

El poder y la fuerza de las palabras

La Palabra: ese arma que le fue entregada al humano, y que aún el día de hoy, este no es suficientemente siendo consciente de como poderosa puede ser.

Una o bien múltiples palabras pueden hacer considerablemente más daño que el más fuerte de los puñetazos. Y, por contra, las palabras convenientes pueden hacer que un corazón abatido salga del pozo de tristeza en el que se hallaba.

Vivimos en un tiempo en el que se habla por no silenciar. El habla es un don que tenemos las personas y del que, en muchos de los casos, no hacemos un buen empleo de él.

¡Cuidado con lo que afirmamos a los demás… y a nosotros mismos!

De forma continua nos bombardean con in-puts que se han transformado en un tópico en la charla social, empleándose de forma indiscriminada, sin tomar un instante de reflexión para poder ver si ese comentario o bien “coletilla” va a producir más perjuicios que beneficios, tanto en su transmisor como en su receptor. Aun, tan esencial es lo que le digo a el resto, como lo que me digo a mí.

Y, es que, durante el día nuestro cerebro recibe un elevado número de palabras. Ciertas de ellas, van a quedar en el olvido, mas otras muchas van a quedar en nuestro cerebro de forma inconsciente, y va a ser a “posteriori” cuando veamos sus efectos en nosotros.

Tras una palabra hay un sinfín de matices, ciertos de ellos más sutiles que otros, mas que pueden ocasionar estragos en el individuo que las recibe. El poder y la fuerza de las palabras es, verdaderamente, muy grande.

Es por este motivo, con lo que hay que ser cuidadosísimo, sobre todo, con las cosas que le afirmamos a un pequeño, pues ciertas de estas pueden tener una esencial influencia en su porvenir, marcándole para su vida.

Factores a tomar en consideración

De una palabra sería esencial a tener en consideración muchos factores, como por ejemplo:

La intencionalidad. El propósito que se oculta tras esa palabra específicamente.
Qué deseo conseguir: respaldar, herir…
La pronunciación. Si vocalizo adecuadamente, si agrego algún género de acento…
El tono. Si elevo mi voz, si susurro…

A ello, asimismo podemos incorporar 2 ingredientes con los que cuenta nuestra cultura:

El acompañamiento gesticular de las manos, e inclusive del cuerpo.
La enorme cantidad de sinónimos con la que cuenta nuestro diccionario de la lengua castellana.

Dime como charlas y te afirmaré como eres

La forma de charlar y las palabras empleadas afirman mucho de cada individuo. Si escuchamos atentamente a una persona, vamos a poder, aun, sacar gran información sobre su forma de ser o bien personalidad, inconvenientes, temores y un muy largo etcétera

Unas peculiaridades van a ser más superficiales o bien generales (si eleva mucho la voz es una persona que le agrada ser el centro de atención; si habla muy bajo es una persona tímida, etcétera) No obstante, otras, van a ser más sutiles y menos detectables para bastante gente.

Opinión Personal

Si el humano fue bendecido con el regalo del habla, una de las cosas más esenciales que nos distinguen de los animales, no acabo de comprender por el hecho de que no cuidamos de ello como deberíamos hacer.

Pues tanto decir como oír palabras positivas tiene un enorme poder en el cerebro de la persona que las afirma como la que las recibe.

En determinada medida, siempre y en todo momento he sido bastante siendo consciente de la relevancia y la fuerza que tienen las palabras sobre nosotros. Durante mi vida lo he podido revisar en diferentes situaciones.

Un caso positivo de ello en mi vida

Podría ser cuando debí pasar unas pruebas físicas esenciales, entre las que se hallaba la “Course Navette”. En ella, hubo un instante en que mi cuerpo creyó llegar al máximo y afirmé “No puedo más!”. Al escuchar esto, el muchacho de mi lado me gritó: “Ánimo, sí que puedes!”.

Puesto que bien, estas cuatro palabras fueron las que provocaron qué una fuerza en mi interior me hiciese soportar más tiempo.

¡Te propongo un reto!

Yo invitaría al mundo entero a hacer un trabajo personal sobre el poder de las palabras: procurar ser siendo consciente de las palabras que usa en su día tras día, intentando alterarlas para enfatizar cosas buenas y agradables, creando un entorno de bienestar, suprimiendo las palabras de menosprecio, malsonantes y también insultos. La verdad que es un trabajo duro, mas sus resultados son verdaderamente gratificantes y positivos.