La leche y el calcio

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La leche y el calcio

La leche y el calcio ¿realmente van unidos?

Los sustitutos de la leche

La leche y el calcio ¿verdaderamente van unidos?

El doctor americano William Ellis, asevera que tras efectuar más de veinticinco mil análisis de sangre, encontró que los niveles más bajos de calcio correspondían a personas con la costumbre de tomar 3, 4 o bien 5 vasos de leche al día.

Un extenso estudio epidemiológico efectuado en China Popular y Taiwán sobre múltiples cientos de factores alimentarios y psicosociales, prueban, entre otras muchas cosas, el papel desmineralizante de la leche animal en el adulto. Cuando los chinos introducen la leche en sus dietas, se genera un incremento de la osteoporosis.

Este hecho semeja paradójico, pues los chinos bebedores de leche consumen 4 veces más calcio que los chinos que no la ingieren. No deberíamos sorprendernos por estos resultados, es muy conocido que la osteoporosis es una enfermedad de los países occidentalizados, fuertes usuarios de productos lácteos, que aparentemente la previenen.

Conforme el equipo de Hsiu y Funk (Universidades de Taipeh y Los Ángeles), la osteoporosis aumenta de forma increíble en aquellas personas que sin haber tomado jamás leche animal, empiezan a tomarla. Esta pérdida de calcio puede ser debida a la acidez transitoria producida por el exceso de proteínas de los lácteos.

Además de esto, el calcio es en general mejor asimilado y empleado por el cuerpo cuando es ingerido en una relación aproximada 2:1 respecto al fósforo, y los lácteos tienen contenidos parcialmente altos de fósforo con relación al calcio.

Por otro lado, hay que tomar en consideración que un exceso de calcio podría acumularse en los riñones o bien en el sistema cardiovascular.

Si realmente nos preocupa tomar calcio en nuestra dieta, deberíamos poner más atención en los productos que alteran el metabolismo del calcio en vez de tomar más lácteos.

Los sustitutos de la leche

Realmente, podemos nutrirnos con perfección, sin tener faltas de ningún género, prescindiendo de los lácteos. La necesidad de reemplazar los lácteos por otros comestibles responde a 2 razones: una, la preocupación por el calcio; y la otra, el apego sicológico al “amamantamiento” diario.

Del calcio nos deberíamos preocupar de las pérdidas más que del suministro y también incluir en la dieta una buena cantidad de verduras (repollo, brócoli, nabizas…)

Para aquellos que precisan continuar tomando un líquido blanco de sabor dulce suave, hay una extensa pluralidad de leches vegetales. Podemos conseguir sabrosas y nutritivas “leches” de arroz, avena, almendras, avellanas, sésamo o bien choteas. Las venden preparadas, mas asimismo las podemos hacer en casa.

Un consejo: usad los lácteos como condimentos para realizar vuestros platos preferidos, mas no como parte primordial de vuestro menú diario. Y si tenéis algún inconveniente semejante a los expuestos previamente, no vaciléis en eliminar plenamente los lácteos, y armaros de una buena dosis de paciencia para revisar los resultados, en ocasiones se precisan múltiples meses de supresión; cuanto más viejo sea el proceso, más tiempo necesitaremos.