Articulo de Vida sana sobre La tarea sexual: cuando el placer se convierte en deber.
Saber mas acerca de La tarea sexual: cuando el placer se convierte en deber
Cuando hablamos del sentimiento de tarea sexual ¿de qué estamos hablando?
¿Cómo se produce el sentimiento de tarea sexual?
En muchas relaciones de larga duración es usual que uno de los miembros de la pareja tenga ganas de tener relaciones íntimas y al otro no le apetezca nada.
Si pasa solo una vez no pasa nada, mas ¿y si se repite? Muchas veces se sostienen relaciones sin deseo sexual por el hecho de que hace ya un tiempo que no las tenemos o bien para eludir que nuestra pareja se sienta rechazada.
Cuando vivimos el sexo como un deber y hacemos el amor porque toca, es muy posible que aparezca el sentimiento de labor sexual. Entonces ¿Qué podemos hacer en esta situación?
En el artículo me agradaría hablaros del sentimiento de labor sexual en el terreno sexual y las claves para hacerle frente y poder gozar de una sexualidad satisfactoria.
Cuando charlamos del sentimiento de labor sexual ¿de qué hablamos?
Ya antes de ponerle solución, es esencial saber de qué se trata. El sentimiento de labor sexual se genera en el momento en que un miembro de la pareja, en ausencia de deseo sexual, toma la resolución de tener relaciones íntimas con el otro por el hecho de que piensa que lo quiere, lo precisa o bien por el hecho de que hace un buen tiempo que no tienen sexo.
¿De qué manera se genera el sentimiento de labor sexual?
Conocer de qué manera se genera el sentimiento de labor sexual puede asistirnos a prevenirlo. Es frecuente que, en parejas estables de larga duración, el deseo sexual sea dispar, o sea, que haya instantes en que un miembro de la pareja tenga ganas y el otro no. El inconveniente es que cuando hay diferencias en las necesidades sexuales acostumbra a haber enfrentamiento. ¿Por qué razón? Pues el que tiene menos ganas acostumbra a percibir al otro como muy demandante y acostumbra a rehusar las propuestas del que más ganas tiene poniéndole escusas, negándose o bien postergando el encuentro para otro instante. Por otra parte, el que tiene más deseo acostumbra a procurar que la pareja se excite y también insiste en tener relaciones íntimas. Cuando recibe la negativa de la pareja acostumbra a sentirse rechazado y, en ciertos casos, poco atrayente.
Dada esta situación, muchas veces, el que menos deseo tiene, con toda la buena pretensión del planeta toma la iniciativa sexual, no pues tenga deseo sexual sino más bien por satisfacer al otro y es entonces cuando existen muchas posibilidades de provocar un sentimiento de labor sexual.
¿Qué consecuencias tiene para la sexualidad?
Cuando vivimos nuestra sexualidad como un deber en lugar de de qué manera un placer, le damos la consideración de obligación o bien labor sexual y, como toda obligación, puede suponer una enorme carga para la persona. Al hacer el amor pues toca o bien por consideración con el otro implica hacer lo que uno no desea o bien no quiere en ese instante, lo que daña a su deseo sexual y estropea la sexualidad de la pareja en tanto que cuando se asocia el sexo con el deber aparece la inhibición sexual.
¿Qué se puede hacer a este respecto?
A nivel individual, para eludir el sentimiento de labor sexual, cada persona debe actuar desde la autenticidad, o sea, siendo franco consigo y coherente con sus necesidades sexuales. Es más recomendable tener deseo sin relación que relación sin deseo. En el campo sexual, procurar agradar a la pareja a cargo del propio deseo termina teniendo consecuencias negativas, tanto para la propia persona para la sexualidad de la pareja e inclusive para la relación de pareja.
A nivel de pareja el mejor aliado para huir del sentimiento de labor sexual es la comunicación. La comunicación es el factor esencial que os dejará llegar a una entendimiento del compañero a través de un lenguaje afirmativo que no os va a hacer sentir mal a ninguno de los 2.
En suma, para prevenir, eludir o bien solventar el sentimiento de labor sexual es preciso que apliques la Regla de oro de la sexualidad de Antoni Bolinches que afirma así: Haz todo cuanto quieras; no hagas nada que no quieras; siempre y en toda circunstancia desde el deseo anterior y conforme con tu escala de valores sexuales.