Articulo de Vida sana sobre Sentirse sólo, síntomas y soluciones.
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La pandemia de la soledad
Causas de esta lacra social
La pandemia de la soledad
La soledad, el hecho de sentirse solo, es una pandemia moderna que avanza sigilosamente. Semeja que tenemos muchos amigos mas, realmente, apenas son conocidos. La persona se percata de que está sola cuando no sabe con quién compartir sus emociones, sus tristezas, y cae en estados de ansiedad y sofocación, y en depresiones. Lo deseable es transformar esa alarma en un punto de cambio y tomar conciencia de que pasear cara donde la inercia social nos dirige con frecuencia nos hace infelices.
La pandemia de la soledad es un fenómeno que comenzó hace medio siglo más o menos y que va a más. Es cada vez más frecuente sentirse solo y eso se explica por diferentes motivos: núcleos familiares inestables, puestos fugaces, ambiciones profesionales, progresiva urbanización de la sociedad
Hace un tiempo, los trabajos eran más perdurables, como asimismo lo eran las familias (la ley del divorcio de España data de mil novecientos ochenta y uno). Aquel escenario daba más seguridad sensible a las personas.
Causas de esta lacra social
La peor soledad del planeta es estar rodeado de bastante gente. Es normal sentirse solo en las grandes empresas, que se identifican por tener una estructura jerarquizada. En todo instante da la impresión de que hay alguien espiando y absolutamente nadie se atreve a hacer ningún comentario por temor a que sea mal interpretado. Los profesionales que allá trabajan están cubiertos de corazas.
Solo charlan de trabajo y evitan dar su opinión a fin de que no sea empleada en contra suya. Los cargos intermedios y los directivos son carne de cañón: las mejores víctimas de la soledad. Siempre y en toda circunstancia están acompañados y semeja que tienen muchos amigos, mas verdaderamente ni se conocen. La presión es tanta que van al gimnasio a descargar adrenalina o bien procuran otras actividades a las que siempre y en todo momento van acompañados.
¿Mas qué sucede cuando se distancian de esta rutina, cambian de trabajo, se quedan en el paro o bien se apartan? ¿A cuántos de los presuntos amigos pueden recurrir? Es entonces cuando experimentan lo que significa sentirse solo.
Exactamente la misma incomunicación de las compañías ocurre en las urbes. En los pueblos pequeños todo el planeta se conoce (aun demasiado, afirmarán los cotilleos) y todos forman una enorme familia. Los vecinos tienen con quién compartir sus sentimientos y, además de esto, están rodeados de naturaleza, que sirve para recargar pilas.
El hecho de no expresar los sentimientos es un hábito dañino al que habitúan a caer muchas parejas. En un matrimonio que marcha, los cónyuges acostumbran a explicarse de qué manera ha ido el día solamente llegar a casa.
Expresan sus emociones, charlan desde su interior y tienen presente todo lo que los une.
Papeles que distancian a el resto
Ya sabemos que la carencia de diálogo es el paso inicial para la futura rotura de una pareja. Es del mismo modo peligroso charlar desde el orgullo, desde el egoísmo. Cuando el ego entra en la relación, la pareja se distancia.
Otro comportamiento que termina condenando a cualquier individuo a sentirse solo es adoptar la postura de víctima. Estas personas acostumbran a estar en todas y cada una de las conversaciones negativas, todo les semeja mal, de forma continua andan quejándose y estiman que la culpa es siempre y en toda circunstancia del otro.
Son vampiros que descargan su energía negativa en el primero que ven pasar y que chupan la energía del resto. Las otras personas terminan agotadas y se distanciarán de él en otra ocasión.
Asimismo es frecuente el rol del prepotente. Ni mismo es siendo consciente de quién es y de cuáles son sus necesidades sensibles. Tiene inconvenientes de autoestima, de ansiedad y de temor, y quizá por esta inseguridad finge estar bien.
Para sustituir sus faltas, adopta un papel de liderazgo que, de forma frecuente, termina por transformarse en prepotencia. Tanto es con lo que el resto terminan involuntariamente saber nada de él. Es otro ejemplo de de qué forma las personas se marchan quedando solas poco a poco y sin caer en la cuenta. Y todo por el hecho de que están desconectadas de su interior.
Caer en la cuenta
Lo más frecuente es sentirse solo cuando uno sale de la rutina habitual: al separarse de su pareja o bien perder la utilización, por refererir 2 ejemplos. No sabe a quién recurrir. Llama a sus teóricos amigos, mas no le hacen caso pues prosiguen en la activa de siempre y en toda circunstancia, llevados por la inercia que domina en la sociedad.
La persona entra en estados depresivos pues se siente sola y pues toma conciencia de que hasta el momento ha querido atestar su vacío interior con cosas materiales: una casa, un enorme coche
El individuo ve que no es feliz, que todo lo material no le lleva a parte alguna. Se percata de que debe desprenderse de lo que la sociedad le ha enseñado, encontrarse consigo y preguntarse qué le falta a su vida.
Mas la gente no halla contestaciones pues el sistema inquieto está perturbado y la psique ni tan siquiera puede parar a los pensamientos negativos o bien circulares, y por este motivo no puede conectar con su interior.
Solo hay una solución
Toda solución pasa por una terapia para quitar los bloqueos sensibles y energéticos amontonados y para desprenderse de las corazas que impiden llegar a las otras personas.
Al tomar este camino, poquito a poco, el individuo vuelve a conectar consigo. Es frecuente sentirse estúpido, enojarse con uno mismo y maldecir la vida llevada hasta el momento. Pasada esa fase, la persona reconecta con su esencia, con lo que verdaderamente le agrada y con lo que gozaba de pequeño.
Cuando el sistema inquieto se pone a tono y el individuo vuelve a su esencia, es más simple localizar personas con exactamente las mismas afinidades y, por tanto, amistades perdurables. La receta es liberarse de los bloqueos que nos distancian de nuestra naturaleza real y ser de nuevo uno mismo. Si la persona cambia y conecta con su esencia, todo cambia a su en torno a forma positiva.