Adiestramiento de perros: algunos consejos

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Adiestramiento de perros: algunos consejos

¿Qué supone adiestrar a su perro?

Una obediencia con correa completa deberá incluir, por lo menos, los siguientes ejercicios de adiestramiento:

¿Qué supone entrenar a su can?

El entrenamiento de su cánido le dejará comprender mejor su forma de actuar y amoldar su comportamiento a la convivencia con Vd. y su familia. En verdad el entrenamiento tuvo su origen frente a la necesidad de alterar la conducta del cánido a fin de que este pudiese integrarse en la vida con los humanos.

Con una buena educación quedan solucionados inconvenientes rutinarios que transforman en una carga algo que habría de ser una fuente continua de alegrías: tener un cánido en casa. El entrenamiento asimismo va a aumentar la calidad de vida del animal, que va a tener unas reglas claras (sin vaguedades) que cumplir, sabiendo qué puede y qué no puede hacer en todos y cada instante.

Además de esto, los ejercicios le estimulan mentalmente, pudiendo reducir sensiblemente inconvenientes de nervios, depresión, tedio, dependencia excesiva en comparación con dueño, etcétera

A lo largo del entrenamiento de perros, en el proceso de obediencia básica con correa, el dueño aprende a comunicarse de forma eficaz con su animal, o sea, a darle órdenes de una forma que el can comprenda.

Establecer una buena comunicación entre el dueño y el cánido es el paso inicial indispensable a fin de que su relación mejore y para poder aplicar, seguidamente, las terapias conductuales y las terapias sensibles que cada animal precise, conforme las conductas que su dueño desee corregir.

A lo largo de los ejercicios de obediencia con correa el animal se calma, puesto que en este proceso se trabajan de forma concreta temas tan esenciales como la focalización de la atención, la paciencia (que no estire de la correa), y la seguridad en sí que siente el can.

Una buena obediencia con correa va a asistirnos, en consecuencia, a reducir en buena medida los temores y los nervios de nuestro can. Esto, por su parte, contribuirá a que reduzcan sus ganas de ladrar a personas o bien a otros perros, de coger cosas del suelo, etcétera

Una obediencia con correa completa va a deber incluir, al menos, los próximos ejercicios de adiestramiento:

Que cuando su dueño se lo indique, el cánido ande con las orejas bajo la mano, sin tirar en lo más mínimo de la correa, si bien por su parte pasen otros perros, gatos, palomas, gente, pequeños en patinete, etcétera Asimismo hay que instruir al animal a eludir por sí solo (sin precisar herramientas tipo “gentle leader”) la tensión de la correa en todo instante, a fin de que su dueño pueda ir cómodo por la calle con él sin precisar darle la orden de pasear al lado. De esta forma, esta orden va a quedar como un procedimiento extra de control del dueño sobre su cánido cuando, por poner un ejemplo, el dueño tenga prisa y no desee que su animal vaya oliendo el suelo, o cuando haya bastante gente en la calle y al dueño le interese que su mascota pasee a su lado, sin separarse de él más de 2 palmos.
Que el cánido se siente, sin tenérselo que decir, toda vez que su dueño se para en un semáforo, en un escaparate o bien donde sea. El animal no debe levantarse, ocurra lo que ocurra, hasta el momento en que su dueño le dé de nuevo la orden de pasear o cuando le libere de las órdenes, dejándole en “modo descanso”. También, el can no debe moverse de la situación de sentado si bien su dueño se mueva, salvo que le indique que le prosiga con la orden de pasear al lado.
Que el can se tumbe cuando su dueño se lo ordene, y que no se mueva hasta el momento en que se lo indique o bien hasta el momento en que sea liberado de las órdenes.

¿Merece la pena el entrenamiento de su cánido?

Teniendo presente que la esperanza media de vida de un cánido (unos diez-catorce años para razas grandes, y hasta diecisiete años para razas pequeñas) es bastante larga, es simple llegar a la conclusión de que merece la pena crear lo antes posible un entorno de convivencia agradable, tanto para nosotros para el animal. En caso contrario esos años podrían hacerse eternos cuando, en cambio, existe la opción de gozarlos al límite merced al entrenamiento.

De igual manera en que absolutamente nadie se plantea tener un hijo y no mandarlo a la escuela, tampoco deberíamos proponernos el tener un cánido sin darle una educación básica. Recordemos que hasta las máquinas que adquirimos tienen un libro de instrucciones y acá no hablamos de una máquina, sino más bien de un ser vivo.

Es indispensable que su dueño aprenda a comprenderlo y a comunicarse con él correctamente y eficaz, a fin de que los dos se ahorren una convivencia desapacible, con chillidos continuos o bien, aun, desazones mayores. El entrenamiento es indispensable para una buena convivencia ente los dos.

¿Qué edad debe tener el cánido para poder comenzar su entrenamiento?

La ausencia de violencia en la modalidad de entrenamiento a domicilio deja instruir a su can sin límite de edad. Se puede empezar desde los tres meses de edad, cuando el veterinario nos dé su visto bueno a fin de que el cánido pueda salir a la calle (la cuestión vacunas tiene que estar solventada)

Al revés de lo que bastante gente cree, no es preciso aguardar a que el animal tenga un año de edad. Si deseamos que un pequeño aprenda piano, natación, o bien cualquier otra actividad, tenemos claro que contra ya antes comience mejor va a captar esos conocimientos, puesto que para él va a ser como un juego y, además de esto, a edad temprana son genuinas “esponjas”, puesto que su cerebro está en modo “absorción de conocimientos”. Con un cánido pasa precisamente lo mismo.

Además, asimismo es falsa la creencia de que hay un límite de edad desde el como el can ya no puede aprender. Un cánido puede estar aprendiendo hasta el último día de su vida, siempre y cuando su condición física deje el entrenamiento.

Además de esto, si bien sus malas conductas puedan estar más arraigadas pues lleve tiempo con ellas, a un can de más edad le impresionará más cualquier cosa que le hagamos que a un cachorro, por el hecho de que el cachorro se lo toma todo a juego y es más flexible, lo que en el fondo hace que se tome el entrenamiento más a la ligera. En un cánido adulto eso no ocurre, con lo que una cosa compensa la otra y hace que las probabilidades de éxito en las terapias sean igualmente altas.

No obstante, lo antes posible comienza el entrenamiento de la mascota menos le va a costar, tanto al animal como a su dueño, realizar el cambio de reglas en tanto que ninguno de los 2 va a haber cogido “vicios” que entonces haya que alterar.

¿Por qué razón entrenamiento a domicilio, y no en escuela? ¿Por qué razón el entrenador no se lleva a mi can y lo enseña por mí, para ahorrarme trabajo?

El entrenamiento a domicilio evita tener que dejar al cánido en una “escuela canina”. La separación es siempre y en toda circunstancia traumática, sobretodo para el animal, al que no se le puede explicar que cuando acabe su educación volverá a casa, por lo que lo vive como un abandono (tal y como si lo dejásemos en una perrera)

Además de esto, de lo que se trata es de que el dueño participe activamente en el proceso de aprendizaje o bien entrenamiento de su cánido a fin de que pueda supervisar los métodos que se emplean para instruirlo y a fin de que aprenda dichas técnicas, con el objetivo de eludir que el cánido, cuando el entrenador se vaya, acabe volviendo a las andadas ante la carencia de disciplina de su dueño.

Es el dueño el que debe alterar su forma de actuar a fin de que el cánido cambie sus actitudes no deseadas. Si el dueño no aprende a emplear de manera correcta las técnicas que el entrenador le enseñe, va a ser como ir a la autoescuela para aprender a conducir y no coger jamás el volante, aguardando que sea el maestro el que conduzca.