¿Cómo podemos tratar la agresividad infantil?

Articulo de Vida sana sobre ¿Cómo podemos tratar la agresividad infantil?.

Saber mas acerca de ¿Cómo podemos tratar la agresividad infantil?

¿Cómo podemos tratar la agresividad infantil?

¿No es normal que los niños se peleen?

¿Cuándo podemos hablar de agresividad infantil?

¿No es muy normal que los pequeños se peleen?

En la mayoría de los casos, cuando los pequeños pegan, empujan, muerden, e inclusive muestran conductas perjudiciales a otros, se trata de conductas normales en una etapa de la niñez.

Este comportamiento acostumbra a ser una reacción propia del “egocentrismo”, donde el pequeño solo piensa en lo que desea , y busca lograrlo a toda costa.

Es usual la aparición de estas conductas desde los dos años, ocasionando daño a sus amigos o bien hermanos.

Habitualmente, estas reacciones se relacionan con llamadas de atención, necesidad de cariño, con inconvenientes de celos, con determinada necesidad de ser el protagonista, el centro, el más esencial, el que tiene lo mejor… y no tienen como fin, ocasionar daño. No estaríamos hablando de una agresividad infantil, propiamente dicha.

¿En qué momento podemos charlar de agresividad infantil?

La agresividad infantil es un trastorno de conducta, cuando el pequeño muestra estas reacciones beligerantes alén de la primera niñez, cuando se supone que tiene una maduración suficiente para el autocontrol de sus reacciones y una empatía para reconocer el daño extraño. Además de esto, este comportamiento tiene, en sí, el fin y propósito de ocasionar daño.

Aunque, no podemos clasificar a todos y cada uno de los pequeños que muestran reacciones beligerantes con este trastorno antisocial puesto que muchos son los factores sicológicos que pueden llevar a un pequeño a reaccionar violentamente y no la pura pretensión de ocasionar daño o bien la carencia de autocontrol.

¿Son más beligerantes los pequeños de en la actualidad?

Indudablemente. La agresividad, tratándose o bien no de un inconveniente de conducta, puede ir a más e inclusive fortalecerse cuando el adulto responsable del menor no sabe encarar las reacciones del pequeño, ni asistirle a encaminar sus necesidades o bien inconvenientes.

Cuando el adulto no se manifiesta ante esas reacciones, se muestra pasivo, ausente o bien aun violento, el pequeño aprende a usar la agresividad como camino admisible, y tal vez el único, a través del que, logra sus propósitos.

Pautas para reconducir esa agresividad infantil

Primeramente es preciso hacer una investigación del comportamiento y reacciones del pequeño, para descubrir y diagnosticar cuales son las causas o bien inconvenientes del menor. Conociendo cuál es el inconveniente, un profesional sicólogo va a enseñar a los progenitores la manera conveniente de abordar el enfrentamiento, como la manera de instruir a su hijo a manejar sus emociones.

En todo caso, conociendo o bien no la existencia de un inconveniente que produzca esa agresividad infantil hay ciertas pautas que son esenciales conocer para no fortalecer el comportamiento inapropiado.

Los progenitores deben expresar meridianamente el rechazo frente a las conductas beligerantes.
Hay que actuar cuando el pequeño va o bien está ocasionando daño, apartando, previniendo, hablando…
Retirada de la escena, a consecuencia de sus actos y aprovechar el instante para charlar con él y que saque sus conclusiones de lo que ha sucedido.
Asistir al pequeño a conocer las consecuencias y aceptarlas, por servirnos de un ejemplo, solicitar excusas, no jugar…
Sostener la calma y charlar con el pequeño, jamás desde el enfado, ni la conducta beligerante (chillidos, pegar…)
Si estas conductas se deben a llamadas de atención, es por el hecho de que precisa nuestra atención. Mostrarle nuestra atención, tiempo, aprecio, valoración y refuerzo, cuando realice conductas convenientes y contrarias a la agresividad.
No dedicar excesivo tiempo a largas explicaciones o bien contiendas, tras haber expresado nuestro desagrado y sacado conclusiones, no prestamos más atención, a menos que modifique su comportamiento.
Enseñarle cuanto necesite para encaminar sus necesidades con formas opciones alternativas a la agresividad, como la comunicación, el autocontrol, el deporte, la expresión de afectos…

Conclusiones

Frente a un caso de agresividad infantil mi consejo es continuar las pautas marcadas por un profesional, que anteriormente haya estudiado al pequeño y a su familia, tras lo que, va a poder incidir sobre los aspectos del pequeño o bien de la activa familiar, que provocan esas reacciones inaceptables.

Es recomendable tener paciencia y perseverancia al actuar dados estos comportamientos, y admitirlos como normales, en la mayoría de los casos, si bien no por este motivo vayamos a dejarlos.