¿Por qué se dan los cambios de humor?

Articulo de Vida sana sobre ¿Por qué se dan los cambios de humor?.

Saber mas acerca de ¿Por qué se dan los cambios de humor?

¿Por qué se dan los cambios de humor?

¿Por qué se dan los cambios de humor?

¿Cambios de humor o ciclotimia?

¿Por qué razón se dan los cambios de humor?

Conforme mi parecer, los cambios de humor (emociones que fluctúan desde un extremo al opuesto) se dan en el momento en que nos identificamos en demasía con cualquier estado, sea de tristeza, de alegría, de saña, etcétera

Obviamente ciertos factores externos como los tránsitos estacionales, pueden acentuar los cambios de humor, intensificándolos, si bien no son la única causa de que se generen. Y como es natural, asimismo influye el carácter de la persona: si es más bien visceral o bien flemática.

¿Cambios de humor o bien ciclotimia?

Los avatares son la consecuencia de vivir de forma absoluta nuestras emociones, fluctuando de una a otra sin hallar el punto ideal, que sería el del observador. Hay que tener en consideración que las emociones son estados pasajeros naturales, que son parte de la vida y que son transitorias.

Por esta razón, cuando estamos sumidos en el dolor nos cuesta mucho probar otro género de emociones, y cuando sucede algo positivo o bien nos dan una buena nueva, es posible que entremos en una alegría desmedida y que poco después se dé un bajonazo, producido por una suerte de resaca sensible.

Acá me refiero a los avatares o bien cambios de humor que no entran en la categoría de enfermedad, pues no llegan a formar una seria complejidad en el desempeño de las funciones frecuentes del individuo, sean profesionales o bien de relaciones interpersonales. No hablaré sobre lo que se considera una nosología, como las ciclotimias o bien la bipolaridad, puesto que no es de mi competencia.

Solo afirmaré para distinguirlo de los cambios de humor, que las personas ciclotímicas alternan entre el desánimo y el exceso anímico, teniendo acusados avatares en parcialmente poco tiempo, que estos se repiten frecuentemente, y duran desde unos días hasta unas semanas. Se alarma de que si se ignora esta tendencia, puede llegar a cronificarse hasta desembocar en bipolaridad.

Las personas con trastorno bipolar padecen estas oscilaciones de modo todavía considerablemente más intenso, alternando periodos de fase maniaca con otros de depresión profunda, y su carácter se ve perturbado por completo. Cuando están en una de estas fases extremas, pueden tener conductas de peligro para ellos mismos sobre todo, y más de forma indirecta para quienes les rodean.

Identificar para compensar

Personalmente me percaté de que acostumbraba a dejarme arrastrar demasiado por mis emociones, y que eso me hacía estar a la merced de los cambios de humor. El hecho de verlo ya aportó distancia y eso me dejó comenzar a administrar mejor mis avatares.

Lo saludable no pasa por eliminar los diferentes estados sensibles, evitándolos o bien reprimiéndolos, sino sería tomar cierta perspectiva cuando sentimos una emoción intensa, no sobre-identificandonos con esta.

Si bien parezca complicado, se puede probar un cambio de humor y observar lo que nos sucede al tiempo que sucede. Se llama El Testigo o bien El Observador y todos tenemos esa capacidad, si bien haya que aprender a ponerla en práctica.

En qué momento puede ser motivo de alarma

Como he comentado previamente, cuando los cambios de humor son demasiado usuales y los avatares muy extremos, la persona comienza a alterar sus hábitos o bien su carácter con repercusiones negativas para sí, y apenas hay fases medias en las que está en un estado más apaciguado, habría que preguntar con un profesional de la salud para descartar que pueda haber cualquier nosología.

No es conveniente medicarse por cuenta propia, si bien la persona perjudicada no acostumbra a ser siendo consciente de estos cambios.

De qué forma podemos reducir los cambios alternantes de estado de ánimo:

Con meditación tradicional o bien en movimiento (Osho).
Meditando sobre lo que nos pasa, sin penalizarnos con lo que sentimos.
Con relajación.
Expresando lo que nos sucede en la manera conveniente cuando lo sentimos (llorando si es tristeza o bien dolor, riendo o bien chillando si es alegría, poniendo límites si es enfado…), o bien lo que sería equivalente: desahogarnos en la manera justa y en la medida conveniente, intentando no dañar a absolutamente nadie.
Dándonos un margen y reconociendo que somos imperfectos, si bien sin sobrecargar con nuestros estados de ánimo a quienes nos rodean.
A sabiendas de que si deseamos y nos lo planteamos con solidez, podemos llegar a convertir nuestro estado sensible y ELEGIR de qué manera deseamos vivir cualquier situación, puesto que de forma frecuente, esta no va a mudar, o bien no depende de nosotros que lo haga.
Trabajando nuestro Centro Interno a fin de que una parte nuestra continúe quieta en la mitad del caos.