¿Qué relación hay entre lo que comemos y como nos sentimos?

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¿Qué relación hay entre lo que comemos y como nos sentimos?

Dime que comes y te diré como te sientes

¿Por qué al cuerpo le apetece un determinado alimento?

Dime que comes y te afirmaré como te sientes

El primer comestible del humano, el amor, indispensable para todos, aun para los que piensan que pueden pasar sin él.

El género de nutrición que llevamos debe ver con nuestro interior. El ansia por comer está íntimamente relacionada con los vacíos internos, que son vacíos del ánima, y la apetencia por ciertos comestibles va a depender de nuestros estados físico, sensible y mental.

¿Por qué razón al cuerpo le apetece un determinado comestible?

Nos apetecen comestibles calientes cuando tenemos frío, o bien en el momento en que nos falta calidez en nuestro carácter y personalidad, o bien cariño, cariño y atención en nuestra vida.
Nos apetecen comestibles dulces en el momento en que nos falta dulzura, en el momento en que nos falta amor y cariño, asimismo cuando sentimos profunda soledad, o bien cuando carecemos de placer, o bien experiencias agradables. Si nada ni absolutamente nadie nos da placer, nos lo damos a nosotros mismos por medio de el alimento, bien con comestibles dulces o bien con un excesivo aporte de hidratos de carbono, o bien sencillamente con una exuberancia normalmente. La insatisfacción que sentimos precisa una compensación y el alimento se transforma en un buen substituto de ese placer ausente.

Otros ejemplos

Ahora vamos a ver otros ejemplos que nos confirman lo de “Dime que comes y te afirmaré como te sientes”.

Anhelamos las comidas picantes cuando, quizá nuestra vida nos resulta desganada, o bien precisamos levantar nuestro ánimo y liberarnos de la abulia, tal vez procuremos emociones que no sentimos o bien precisemos vivir un aliciente o bien probar experiencias motivadoras, singulares y picantes.
Nos apetecen comestibles crudos cuando nuestro cuerpo precisa aporte de vitaminas y enzimas naturales, no olvidemos que son los primordiales productores y favorecedores de una salud brillante. Si bien ojo, una persona que lleve una mala nutrición de forma frecuente su instinto natural va a estar bloqueado, simplemente no va a funcionar y en consecuencia no le informará.
En ocasiones creemos sentir apetito cuando realmente no es apetito auténtica, sino más bien sed. Cuando el cuerpo tiene un bajo nivel hídrico vamos a sentir falta fuerzas e inclusive cefalea y nuestro instinto nos solicitará tomar algo, y en ocasiones se confunde con apetito y realmente no es comida lo que precisan nuestras células sino más bien agua.

Nutrición y emociones

Cuando nuestra nutrición es deficitaria en proteínas, se nos cae el pelo, y psicológicamente podemos estar vacilantes y pasivos, nos va a faltar chispa, “reprís”, diligencia, iniciativa, nos va a costar concentrarnos y si debemos estudiar va a ser bastante difícil retener lo estudiado.

Como el punto precedente cuando se abusan de los hidratos de carbono y productos refinados, se favorecen los estados pasivos y apáticos, y por ende nos va a costar tomar acción, y proponernos los cambios pertinentes, aquello que ha de ser alterado, y mucho menos realizarlos.

El cuerpo queja si lo maltratamos

Una mala nutrición acidifica la sangre, lo que repercute de forma directa en un carácter agrio, un pulguillas, un mala sombra, e inclusive fortalecer la agresividad tanto verbal como física.

Hasta aun puede llegar a favorecer la aparición de una depresión, pues altera la bioquímica cerebral, lo que termina afectando a nuestro carácter y a nuestra salud. No olvidemos que la depresión es un comportamiento auto-destructor, es agresividad vuelta hacia nosotros mismos.

Cuanto mejor comamos más limpio va a estar nuestro organismo, más limpia va a estar nuestra sangre y por consiguiente nuestra psique, con lo que vamos a tener menos pensamientos negativos, y nuestras emociones van a estar más estables y van a ser más objetivas y positivas, esto es menos pensamiento apremiante y emociones perturbadoras, menos temor y estados anímicos sombrío, y más paz, bienestar y serenidad.
De igual forma, un exceso de toxinas debidas a una mala vida y mala nutrición con exceso de productos procesados y anti-naturales sobrecarga el hígado, el sistema linfático y el circulatorio lo que favorece el desarrollo de enfermedades, al unísono que acrecienta la ira, la cólera, el desánimo, la depresión, el fatalismo, entre otras muchas emociones negativas. La bilis se vuelve exageradamente amarga, provocando amargura y desánimo en nuestro meditar y sentir.

Heridas sensibles y enfermedades

Las heridas sensibles inacabadas que nos crean emociones perturbadoras, resquemores y aflicciones profundas afectan de manera negativa a nuestras células, pudiendo volverlas locas, transformándose en células malignas, lo que hace que medren y se multipliquen sin medida, que provocará indudablemente la muerte del cuerpo donde se alojan.

La enfermedad es multi-factorial y por lo tanto precisa de diferentes aspectos tanto físicos y sicológicos-sensibles a fin de que se manifieste.

En verdad a fin de que los signos o bien síntomas físicos (enfermedad) aparezcan, primero deben existir los sicológicos (meta-físicos) y a lo largo de un cierto periodo de tiempo (en ocasiones prolongado).

Más tarde si no se solventa el inconveniente-enfrentamiento en nuestra psique es cuando la energía cristaliza, se petrifica y la enfermedad se manifiesta, haciéndose evidente.

Lo invisible se vuelve perceptible.